miércoles, 9 de abril de 2014

Historia del cerco del Lisboa



Saramago me gusta un montón.
A pesar de sus frases sin final, de su ausencia de puntuación, es un placer leerlo.
Un párrafo que me causo no poco placer, cuando se escenifica la mañana previa al asedio, en el campamento cristiano:

"El rey está esperando. Se agita impaciente en el asiento colocado ante la tienda, está armado, aunque con la cabeza descubierta, y no dice palabra, mira y espera, nada más. Va mediada la mañana, el sol está alto, el sudor corre a chorros bajo las lorigas. Se nota que el rey está irritado pero que no quiere manifestarlo. Sobre él han armado un toldo que la brisa hace restallar suavemente, al compás con el estandarte real. Un silencio que no es como el de la noche, tal vez aún más inquietante porque del día lo que se espera es movimiento y ruido, un silencio de presagio cubre la ciudad, el río, las colinas de alrededor. Cierto es que cantan las cigarras, pero ése es un canto que viene de otro mundo, es el rechinar de la invisible sierra que está serrando los fundamentos de éste. Sobre las murallas, entre las almenas, los moros miran también, y esperan."

¿qué ? ¿Cómo os quedáis? yo leo y releo lo de las cigarras y cómo sierran los fundamentos de este mundo en que vivimos y es que alucino.